Estaban
conversando 02 amigos, Mario, el más atlético, se reía del aspecto físico de su
amigo Jorge. Jorge mirándole a su amigo le dijo: "Puede que seas muy
veloz, pero estoy seguro de poderte ganarte en una carrera”. Sorprendido, Mario
aceptó el reto. Se pusieron de acuerdo
y llegó el día de la carrera y mientras Jorge no dejaba de trotar y correr, Mario
corrió rápidamente y al ver seguro su triunfo decidió parar a conversar y
reírse con unos amigos. Poco después, pasó la clásica historia de la liebre y
la tortuga, es decir por descuido y pensar que ya era suya la carrera terminó
ganando Pedro.
Si eso lo
llevamos a nuestro día a día diremos que la lección es que la carrera del
emprendedor, del ejecutivo, del empresario, es una maratón, no una prueba de
velocidad. Por ello no existen atajos ni fórmulas mágicas para llegar a la
meta; sólo aquel perseverante y trabajador es el que consigue triunfar en el
mundo de los negocios. No intentes saltarte etapas ni buscar el éxito fácil; la
única receta es el trabajo duro con actitud y unos ingredientes más. Y además:
nunca dormirnos en nuestros laureles y zona de confort. No sabemos cuándo un
competidor, por más chico que parezca, pueda superarte y ganar a los
consumidores. De una u otra forma somos emprendedores ya sea como persona que
trabaja en forma independiente y/o dependiente también.
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